jueves, 1 de agosto de 2019

SABER SOLTAR, SABER LLEVAR


SABER SOLTAR, SABER LLEVAR                             
   Hay una hermosa y sugernte historia que incluyo en mi obra "Los Mejores Cuentos Espirituales de Oriente y de Occidente" y que siempre viene bien recordar:
   He aquí que un joven  buscador espiritual llevaba meses viajando por la India,pero no había encontrado el maestro que necesitaba. Desalentado, iba ya a disponerse para regresar en unos días a su pais, cuando en la localidad la que se encontraba le hablaron de un apacible anciano que vivía en la cima de una colina y que nunca movía su lengua para hablar. Entonces el joven se dijo a si mismo que no perdería nada por ir a conocerlo. Cuando estaba subiendo por la pendiente de la colina, he aquí que el anciano venía hacia él, con un gran saco a la espalda, descendiendo . En el momento en que se cruzaron, el anciano dejó el saco en el suelo y miró fija e inensamente al joven. ¡Qué ojos aquellos! ¡Qué mirada tan vibrante y a la vez sosegada!.  Después el anciano cargó de nuevo el saco sobre sus hombros y siguió descendinedo. Pero el joven tuvo un golpe de luz y comprendió el mensaje del anciano. Habiía querido decirle que hay que hay que despojarse de todo lo pasado, pero que a la vez forma parte de uno; saber soltar, pero saber tambien llevar. Su compresión fue transformativa y aprendió la lección. Satisfecho volvió a su pais y recordó siempre la enseñanza del hombre que hablaba elocuentemente  a través del silencio.
   Hay mucho que arrojar por la borda, pero no se trata de convertirse en amnésimo. Hay mucho que desaprender para volver aprender, pero cada persona tiene su historia personal y debe saber desenvolverse con la misma, sin dejarse condicionar por la acumulación de vivencias pretéritas, experiencias, frustraciones y situaciones inacabadas, creencias o adoctinamientos, complejos y represiones. Mucho que soltar para poder tomar, pero desde el aprendizaje de lo vivido, sin poder hacer "tabula rasa", muriendo a cada  momento para volver a renacer, sacando enseñanzas de lo vivido pero sabiendo soltar.
   Un discípulo llegó a visitar a un maestro con un jarrón en la mano. Nada ás verle, el maestro ordenó: "¡Arrójalo". Así lo hizo el discípulo, pero el maestro insistió: "¡Arrójalo!".
   Arroja el egocentrismo, los celos, la envidia, los traumas y compejos, los modelos de pensamiento que generan sufrimiento propio y ajeno, el rencor y el resentimiento, la suspicacia y la suceptibilidad, la autoimportnacia. 
Arroja los esquemas, etiquetas y viejos patrones, los conflictos, preocupaciones innecesarias y disgustos inútiles. 
Le podríamos denominar a esta actitud EL YOGA DE ARROJAR POR LA BORDA.

 Que el recuerdo no falseé el momento presente, que la historia pesonal no estanque e impida que culmine el proceso de madruez emocional y espiritual.  Hay que metabolizar lo vivido para vivir con más pelnitud, a cada momento tomando y a cada momento soltando, renovado, con la mente fresca  conectada con el supremo instante presente. 
Como dijo Buda: "Lo que fue, ni es ni será; lo que es, ni ha sido ni será; lo que será, ni ha sido ni es". A cada momento su gloria, a cada instante su eneñanza.

   Comparto con vosotros este hermosísimo poema que recitaba en la Radio,  con contagioso sentimiento,  mi hermano Miguel Ángel, tan amante de los poetas hispanoamericanos.  Ramiro Calle 

Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,
si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.
Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez: Poeta argentino, 1900-1978