viernes, 31 de julio de 2020

Reflexión de Albert Einstein

Hay una fuerza motriz mayor que el vapor, la electricidad y la energía atómica, esa fuerza es : la voluntad.
Albert Einstein 

jueves, 30 de julio de 2020

Siempre volviendo a empezar..

SIEMPRE VOLVIENDO A EMPEZAR

   Siempre volviendo a empezar. Como dijo el honesto mentor antes de morir y cuando le pidieron que resumiese su vida: "Error tras error". ¿Y quién no? Pero lo esencial es tratar de rectificar, autoexaminarse rigurosa y honradamente, y seguir con firmeza caminando por la senda del mejoramiento humano y utilizando las herramientas milenarias para hacerlo. A veces uno desfallece, o se desmoraliza, o pierde el aliento, o toma consciencia de cuanto camino queda por recorrer, pero hay que aplicar la humildad, evitar las falsas, inmaduras y triunfalistas expectativas, recurrir a la ecuanimidad y volver a empezar las veces que sea necesario. A veces es que te lesionas el cuerpo con el hatha-yoga incluso cundo te creías más preparado (o precisamente por eso), otras es que vuelven a salirte al paso los fantasmas de la mente y te obsesionan, otras incorporan de nuevo los duendes emocionales y vuelven a resonar esos demonios que creías ya superados y que son los celos, la rabia, la envidia, la arrogancia y tantos otros. Y el ánimo decae y surgen las dudas amargas y uno se enfrenta al más despiadado sin-sentido. ¡Tantas veces he vuelto yo a empezar!. 

   Pero la crisis puede convertirnos en cris-álidas o crisis con alas. Puede ayudarnos a tratar de emerger del estado de consciencia aletargada. Se vuelve un formidable revulsivo. Tantas crisis sucesivas a veces que parece no tendrán fin. Pero también el que se propone atacar una difícil cumbre tiene que detenerse de vez en cuando para tomar resuello. No es un retroceso, aun si lo parece, sino un momento de reposo para luego seguir ascendiendo con más brío. 

   Hay tres herramientas que siempre nos serán de enorme ayuda para volver a comenzar. Nunca las olvido. ¡Qué grandes amigas son! Se trata de la motivación, el esfuerzo bien canalizado y el recto propósito.

   Nos debe guiar la ardiente motivación de querer mejorarnos, evolucionar conscientemente, liberar la mente de corrupciones y alcanzar la libertad interior. Ese anhelo es como un fuego sagrado que hay que mantener, pero a veces falla y entonces tenemos que recurrir a la motivación altruista, que consiste en querer humanizarnos y liberarnos no sólo por nosotros mismos, sino por aportar algo valioso a los demás, y este tipo de motivación es muy poderosa y nos ayuda a seguir en la Vía. 

   Sin esfuerzo no hay progreso. El esfuerzo es la voluntad en acción. El esfuerzo es el antídoto de la pereza, la apatía y la desidia. El esfuerzo sustenta la disciplina y la disciplina (sadhana) requiere esfuerzo. Por eso Buda dijo: "Esperadlo todo de vosotros mismos".

   Una herramienta que no debe faltar es "el firme propósito". El firme propósito de liberar nuestra mente de avaricia y odio; el firme propósito de renunciar a conductas verbales y corporales mezquinas y ruines; el firme propósito de practicar para seguir mejorando nuestra calidad de vida psíquica; el firme propósito de volver a empezar cada vez que sea necesario. Se trata de un compromiso que no adquieres con nadie, pero sí contigo mismo. Si no lo respetas, no fallas a nadie, pero sí a ti mismo.

   Volver a empezar. Les recuerdo a mis alumnos a menudo aquello de "Vamos a ir aunque no lleguemos", pero es que cada momento cuenta y el camino ya es parte de la meta. Y entonces vienen a mi mente las palabras de mi admirado amigo el monje cingalés Piyadassi Thera (que nos dio un taller de meditación en Shadak): "Unos corriendo, otros caminando y otros arrastrándose, pero todos nos veremos en la Meta". Si hay motivación, si hay esfuerzo bien encaminado y si hay firme propósito y aunque sea arrastrándose, nos veremos en la meta. Siempre volviendo a empezar, pero si contamos con estas tres preciosas herramientas, parece igual pero no es lo mismo.
Ramiro Calle (28 de Julio 2020)